Estar en un espacio diferente nos hace sentir diferentes, y a veces también somos diferentes mientras estamos en él, así que otro aspecto fundamental en la construcción de la identidad es: El espacio. No, no el espacio sideral, con los planetas y las estrellas, sino el que nos rodea y donde hacemos vida, ese con el que interactuamos y nos relacionamos como un conjunto reconocido como ambiente.
La experiencia de emigrar representa un ejemplo ideal para hablar del espacio: en mi caso, a los 18 años empecé a vivir en la capital de mi país, Caracas -y viniendo de un pueblo como Turmero, en el Estado Aragua, la ciudad capital era un enorme y caótico espacio en el que me encontré por 13 años-, hoy en día, llevo 2 años viviendo en otro espacio enorme y fascinante: México, específicamente en la Península de Yucatán, donde me encuentro muy cercana a la naturaleza, con mares, cenotes y zonas arqueológicas que me hacen sentir afortunada y posible, muy diferente al espacio donde nací, me crie y construí mi identidad. En esos espacios tan diferentes al de mi origen he tenido que reaprender, adaptarme y hasta sobrevivir. Entonces, ¿Soy diferente por estar en un espacio diferente?, ¿te ha pasado?, sobre eso reflexionaremos hoy.
En el parque arqueológico Xanilá, espacio prehispánico para el juego de pelota maya (Foto: A. Rivera, 2023)
Para empezar, todos como miembros de sociedades humanas habitamos sitios que se caracterizan por unas condiciones ambientales y geofísicas particulares, para adaptarnos y apropiarnos de ese espacio usamos nuestra cultura. Por eso hacemos modificaciones culturales que son estudiadas por ciencias sociales como la Antropología y la Arqueología, de esta última surge la Arqueología Espacial y la Arqueología del Paisaje como enfoques teóricos que estudian al espacio o ambiente como un objeto de trabajo para la adaptación y el desarrollo humano y social. Sin embargo, verlo de esta forma ubica al espacio como dominado por el ser humano, cuando en realidad:
“El espacio es una condición intrínseca de la vida, a pesar del empeño que ha puesto la geografía para convertirlo en objeto sin vida y del esfuerzo que ha realizado la antropología para objetivar la vida sin espacio” Telló.
Así que, en nuestras vidas el saber quiénes somos también implica el reconocer al espacio que habitamos y que sentimos como propio, porque influye en la construcción de nuestra identidad individual y también origina transformaciones en la sociedad en la que nos encontremos, porque mantenemos una relación recíproca con el espacio, es decir, que las interacciones que se llevan a cabo en y con él tienen sus repercusiones. Es como cuando en estos últimos años de migración masiva a otros espacios en países como Estados Unidos, Chile, España, entre otros escuchamos cada vez más historias de personas que al emigrar, por ejemplo, logran establecerse en buenos trabajos, hacen una vida próspera, se sienten diferentes y son diferentes en varios aspectos de su personalidad y comportamiento en ese nuevo espacio, que pasa a ser identificado por los que lo cuentan y por los que los escuchamos como lo "ideal", "deseado", "el sueño", es decir se genera un sentimiento de identificación y apropiación de esos espacios.
Es por eso que desde lo público, el espacio en común -ese que es compartido diariamente- representa una forma de interacción basada en lo superficial, en lo visible y en lo intercambiado por esa agrupación temporal de personas que se da en un mismo tiempo y lugar en el que coinciden nuestras percepciones y experiencias, dando lugar a un significado común entre todos sobre ese espacio. El espacio social y público, es modificado constantemente por los cambios del grupo social que habite en él, por eso es afectado por las edades, los géneros, las clases sociales, trabajos, migraciones, modas, entre otros aspectos que son responsables de las variaciones de significados que se le atribuya a cada espacio -así como cuando encontramos o escuchamos que existen barrios o colonias identificadas como de migrantes "latinos, gringos, chinos, etc." dentro de una ciudad-, y cuando sucede algo así, el espacio se convierte en un medio para que nuestras identidades individuales y las de todos como grupo, se creen y transformen, porque cuando se construye una identidad:
“El nosotros no es posible sin un entorno espacial de referencia, de manera que la constitución del Otro impone también la delimitación de un espacio externo, lugar del Otro” E. Amodio
De esta forma, se genera una identificación en común que para la experiencia de migración es rápido reconocer: "eres/somos/soy migrante, extranjero", por ejemplo. Esta identidad del lugar y la separación del espacio social se da a partir de los conocimientos en común, considerados como memorias, valores, sentimientos y experiencias que forman parte del entorno en el que nos desenvolvemos y lo que percibimos acerca de ellos, delimitándolo por lo que sucede, lo que se dice diariamente y sirviendo para diferenciar -sin aislar- un lugar o lugares de otros, en los que se da la vida social (De la Peña, 2010). Es por esto que así como la vida y la cultura, el espacio también se transforma constantemente, de ahí que su organización, reproducción y modificación se origine desde diferentes puntos dentro de una sociedad, no solo desde las regulaciones político-administrativas de Estado, sino también desde el cómo es habitado, recorrido, compartido y apropiado, es decir, a partir de las relaciones e interacciones individuales y sociales que se dan dentro de él, manteniéndose en constante reconstrucción así como nuestra identidad.
Referencias bibliográficas:
Amodio, E. (2004). Identidades, territorios y paisajes culturales. Una aproximación antropológica. En: Actual, 57:225-247. Mérida, Venezuela.
Telló, R. (2000). Planificación de la vivienda y determinaciones socio-culturales. En: Espacio y Territorio: Miradas Antropológicas. Estudis D’ Antropologia Social I Cultural, 5. Universitat de Barcelona.
De la Peña Astorga, G. (2010). Dinámicas de interacción en escenarios urbanos. Espacios públicos, privados y de transición en Barcelona, Austin y Saltillo. Universitar de Barcelona. Tesis de grado para optar al título de Doctorado en Antropología del Espacio y el Territorio.
Pinto, J. (2012). Interacción social y transformación espacial. Configuración del asentamiento criollo de Los Pijiguaos, Edo. Bolívar, durante el periodo Republicano (1830 al presente). Trabajo Final de Grado para optar al Título de Antropóloga. Universidad Central de Venezuela. Caracas, Venezuela.